Quienes tuvimos el honor de trabajar en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, tenemos, hoy más que nunca y como en ninguna otra época, la obligación patriótica, cívica, democrática y moral de defenderlo.
El Seguro Social, es sin ninguna duda, una de las instituciones públicas, por el servicio que presta y entidad autónoma por el origen de sus fondos, que son “propios y distintos de los del Fisco”, de mayor importancia y trascendencia, pues desde su aparición ha estado al servicio de los más caros intereses del pueblo ecuatoriano, constituyéndose, además, en su único y verdadero patrimonio. Fundado el 13 de marzo de 1928, con 93 años de vida institucional y por su misión y claros objetivos, es el mejor medio para conservar y aumentar la capacidad de trabajo, para procurar la salud de sus afiliados y jubilados y para garantizar la tranquilidad en el porvenir. En suma, el afianzamiento del bienestar, el combate a la miseria y la paz social.
Sin embargo, en la “década correísta”, su integridad patrimonial fue menoscabada de manera inmisericorde. Los falsos revolucionarios decían: ¡prohibido olvidar! Nosotros los jubilados y afiliados, tampoco olvidaremos todas las infamias y atropellos que se cometieron en su contra, con la complicidad, cobardía y sumisión de serviles autoridades: El gobierno de Correa sacó del IESS y Biess, la escalofriante suma de 16 mil millones de dólares en préstamos y se gastó toda la plata, es una deuda imposible de pagar; eliminó el aporte del 40%, atropellando todo procedimiento legal y constitucional (Arts. 371 y 372 de la Constitución), como obligación del Estado, para el financiamiento de las pensiones jubilares y desconoció arbitrariamente otra deuda de 2.500 millones.
¡Afiliados y clase jubilada del país! No adoptemos una actitud de conformismo y pasividad; tenemos que luchar por nuestros legítimos intereses, lo contrario será una actitud miope y cobarde. Ya nos sucedió en el pasado reciente y fuimos testigos inertes y sin reacción alguna del atraco que se perpetró a sus fondos. Si de verdad amamos a nuestro Seguro Social, unámonos y con las familias. Somos 600 mil jubilados y 3 millones de afiliados. No permitamos que las manos de “gobernantes” deshonestos e inescrupulosos asalten las arcas del IESS y que vuelvan los tristes y oscuros episodios de ese pasado tenebroso, de escarnio y vergüenza. ¡Nuestro voto por el candidato que respetará la autonomía del Seguro Social!