El 15 de abril de 2019 será recordado con tristeza. El incendio destruyó estructuras importantes de la techumbre de uno de los monumentos más apreciados, por su belleza, por su antigüedad, patrimonio arquitectónico de la Unesco. El templo había permanecido incólume durante más de 800 años. Fue respetado por el tiempo e inclusive por la acción destructora de revoluciones y guerras, reyes anticatólicos, los líderes sectarios de la revolución francesa, por Napoleón Bonaparte que incluso se coronó él mismo como emperador frente a su altar. En fin, esta famosa catedral medieval fue una de las joyas más preciadas de la humanidad. Esperamos que sea restaurada.
Desde 1959 en que viajé a Europa por primera vez, habiéndome graduado como médico para hacer pasantías por diferentes hospitales de la capital francesa, y las varias veces que volví, nunca dejé de visitar la bella catedral. Era un imperativo estético y religioso para toda la familia visitarla. Nuestro padre nos había inculcado ese amor.
Los franceses han sido heridos en las fibras más íntimas de su corazón y todo el mundo ha estado pendiente de ese incendio atroz.