Los candidatos Arauz y Lasso pasan a definir la presidencia en una segunda vuelta, habrá un balotaje ente los dos y será el voto del pueblo el que decida quién será el nuevo presidente del Ecuador por los siguientes cuatro años.
El pueblo tendrá en sus manos el destino de nuestro país, un país desordenado en su manejo económico y social, un país que durante catorce años fue manejado a la buena de Dios. Esto debe cambiar; tuvimos la gran oportunidad de que el país se encuentre entre los primeros del mundo, si hubiese sido bien manejado y no hubiese primado los grandes bolsillos de un grupo.
Inaudito: la pobreza del país bordea el 70%, en el sector rural y a escala nacional, la tasa de pobreza multidimensional a diciembre del 2019, según el INEC, se ubicó en el 38 %, situación que es el resultado de la falta de salud, educación, desempleo, hambre, falta de servicios básicos, inequidad, lo que conlleva a una niñez desnutrida, sin empleo, con hambre, etc., gente que sobrevive con apenas 3 dólares diarios, situación que se ha empeorado en este último periodo. Nos hemos vuelto un país mentiroso, que es fácil engañarle, que la demagogia y el vocabulario fácil y vulgar es el que prima, que la corrupción está a flor de piel, que es la forma más fácil de hacer fortuna, la coima, que casi son formas normales de actuar.
Todo lo anotado debe cambiar, pero que cambie o continúe así, depende de nosotros, de nuestra decisión, de nuestra valentía, de que los jóvenes, que son la nueva generación, se levantes, se despierten y protesten a través de su voto pensado e inteligente. Nos queda seguir en el pasado corrupto y desastroso o cambiamos hacia el progreso y la libertad, todo depende de nosotros. El futuro nos pertenece, luchemos por conseguir mejores días para las generaciones que vendrán. ¡Que Dios nos ampare!