Trabaja para instituciones públicas en jornadas de 8 horas, gana un sueldo digno con afiliación a la seguridad social. Estudia en instituciones públicas, donde no paga. Odia pagar impuestos “por todo”, pero cuidado piensen en quitarle los subsidios al gas, gasolina, electricidad y salud por parte del estado opresor. Si no trabaja en el sector público goza de utilidades y si emprende un negocio se molesta por tener que contribuir al Estado. Al término de su vida laboral se retira y recibe una pensión vitalicia. Odia pagar impuestos por su auto pero le gusta viajar por las calles asfaltadas. Odia pagar más impuestos por su teléfono pero le gustan las escuelas, los hospitales, las medicinas y las obras. Defiende a los ricos aunque está lejos de ser uno. Llama vago a la gente de escasos recursos y se indigna si el Estado les brinda ayuda.