Siempre me he preguntado: ¿Qué es lo que impide al candidato triunfador ser un buen Presidente? Meditando al respecto debo decir que existen algunos factores. El primero es el “Inmediatismo”, pues hay personas que en los últimos meses previos a las elecciones han aparecido como candidatos y han triunfado. Lógicamente sus Gobiernos no han cumplido con lo que han ofrecido y han terminado traicionando a las aspiraciones de la sociedad.
La pregunta sería: ¿A qué se debe el inmediatismo? Sencillamente se debe a que los partidos políticos y sus líderes tradicionales no fueron capaces de satisfacer las necesidades prioritarias de la sociedad en general y por esto, el pueblo dejó de creer en ellos y dio la oportunidad a los desconocidos, quiénes lamentablemente, como era de esperar, también fallaron. Resumiendo se podría aseverar que nos faltan partidos políticos bien estructurados, integrados por seres humanos debidamente preparados, con experiencia y bien intencionados, esto es, probos.
La otra pregunta sería: ¿Cómo los encontramos, cómo los formamos y cómo les exigimos que cumplan con el deber en forma leal y eficiente? Creo que al respecto debe dictarse una ley muy clara donde se resuman las obligaciones que los movimientos políticos deben cumplir antes de ser calificados como partidos y sólo estos podrían participar en campañas políticas.
El segundo factor sería la personalidad que debería tener el líder escogido, su autoridad moral, su preparación intelectual, su experiencia y sobre todo su probidad. Así, contar con atributos que garanticen que sus decisiones van a ser acertadas en pro del bien de la Nación.
El tercer factor va a depender de las condiciones en que se esté desarrollando el país y el mundo en general, tanto en el campo social como económico y especialmente de seguridad. Ortega y Gasset decía que para alcanzar el triunfo se necesitaban dos condiciones, “El hombre y la oportunidad”.