Esta frase, de un querido amigo uruguayo, la tomo prestada para ilustrar la situación de la política actual en nuestro país. Los males de la partidocracia, sus sucios juegos parlamentarios, la compraventa de votos para aprobar lo que le conviene al mandante de turno, el dominio absoluto de las instituciones convertidas en obedientes instrumentos a las órdenes del poder, ya no son cosas de la “larga noche neoliberal”, sino prácticas actualizadas y potenciadas sin pudor alguno.
Como nunca antes la función electoral ha sido tan útil para buscar el silencio de los contrarios al presidentes candidato; la Asamblea hoy no es otra cosa que la versión más denigrante de los peores congresos de los cuales se tenga memoria histórica; la Justicia -Fiscalía incluida- se desprestigia en actitudes serviles. Y qué decir de esa caricatura que se denomina Corte Constitucional. Capaz de hacer cualquier cosa menos defender derechos constitucionales más preciados, como el de la libertad de expresión.
En suma: Alianza País es el nuevo disfraz del viejo payaso de la peor politiquería, que se supone eliminada hace casi 6 años y sigue más vigente que nunca.