El lunes 2 de diciembre, 3 680 privados de la libertad fueron llevados desde la antigua y tenebrosa Penitenciaría del Litoral, hacia el nuevo Centro de Rehabilitación Regional del Guayas Nº 8, vía a Daule. Aquellos pabellones de la vieja “Peni” serán derrocados; estos encierran innúmeras historias de violaciones a los derechos humanos, de antecedentes penales, de insalubridad. El fresco y moderno centro debe servir para que los internos puedan tener una comunicación y visita de sus familiares, amigos y profesionales del derecho; para que cuenten con los recursos humanos y materiales indispensables para garantizar su salud integral y su rehabilitación, a fin de que puedan reintegrarse a la sociedad. Ojalá puedan multiplicarse las fuentes de trabajo en el interior del nuevo centro o, quizá, buscar algún mecanismo idóneo para hacer que más y más internos puedan dedicarse a laborar en su provecho personal y familiar.