A propósito de la caída de un dictador más, es curioso observar que la mayoría de estos tiranos, unos llegados por las armas y otros por el voto de las masas agradecidas por subsidios y embrutecidas por el constante cacareo de la publicidad oficial, tengan como denominador común la fascinación con los uniformes y prendas de vestir raros o poco convencionales. Los trajes Mao de los setenta, los trajes verde caribe de los Castro, las prendas chillonas, con estrellas y adornos, del pardo Chávez, las chompas del natural Morales, las variopintas sábanas de Gadafi y las camisas incaicas de nuestros tropicales son apenas ejemplos. No se ven estas modas en líderes maduros, prudentes, serios, sean de izquierda o derecha, no son comunes entre mandatarios de países exitosos, entre líderes con peso regional o referentes políticos de altura. La moda chillona, exótica, poco convencional parece ser propia de payasos o personas con egos como catedrales. Cosas de estos tiempos.