Tenía que ser la pluma del periodista Lolo Echeverría, ínclito en su estilo, probo, cultivado y sano , virtud un tanto escasa en aquellos que se dedican a esta noble profesión de modelar y liberar conciencias, quien con una claridad meridiana, muy propia de una conciencia de escritor equinoccial, coloque en sus puntos, en las coordenadas exactas, lo ocurrido con estos pobres políticos ubicados en la llamada “Revolución ciudadana” que en realidad nunca tuvo ni pizca de revolución, peor de ciudadana, pues todo sabemos que la balotada vino de un poder omnímodo despreciable, pues fueron Chávez y Maduro en Venezuela, Correa en Ecuador, en Argentina los Kirchner, los irresponsables, para qué evidenciar lo de Nicaragua, locura antidemocrática. Sí, efectivamente gracias al dólar en algo nos salvamos, aunque el ajuste producirá tarde o temprano estridencias. Mauricio Pozo, excelencia en economía, probada en sus desempeños públicos nos habla a diario de la conciliación que tiene que haber en un acuerdo social entre empresarios y trabajadores, no como fuerzas contradictorias, sino ambas como fuerzas propulsoras de un desarrollo integral, y por eso Lolo Echeverría cita a Oppenheimer en lo que el sustenta como el “Milagro Irlandés”, que se puede dar en el Ecuador, efectivamente, cuando reflexiono sobre el viraje que tuvo este país y que lo constatamos a diario, con toda sinceridad se aferra mi creencia en que Dios, por las oraciones fervientes y el sacrificio de su pueblo, no permitió que entremos en el desamparo! ¡Ahora si hay un milagro ecuatoriano!