El presidente saliente, Rafael Correa, en múltiples ocasiones, ha señalado que deja a su sucesor, Lenín Moreno, “la mesa servida”, con lo cual, pretende deslindar responsabilidades sobre el real estado de la nación. Con esta expresión , de aparente corte simplista, lo que está es inaugurando la oposición contra su sucesor, pues pretende dar a entender que le deja todo fácil y resuelto, sin especificar si la mesa servida es de potajes o de migajas, lo cual obliga, necesariamente, al sucesor, a dejar en claro que clase de mesa servida le entregan al asumir el mando, pues, no puede ser un ingenuo síndico de quiebra, ni el cándido heredero que recibe la herencia sin beneficio de inventario, por lo que el próximo 24 de mayo debe especificar con contundencia en qué condiciones recibe el país, para lo cual debió conformar un equipo de analistas lo más independiente y plural, porque si el 24 de mayo no deja en claro cuál es la realidad de la mesa servida, el opositor Correa se ufanará de infalible y exitoso, cuando todos sabemos que es lo contrario.
Es un hecho la oposición de Rafael Correa, pues, los opulentos libros preparados para la transición constituyen una trampa en la que no debe caer el sucesor, porque seguro ocultan el epílogo desastroso del régimen agonizante, por lo que no debería hablarse de mesa servida, sino de trampa tendida.