A veces la gloria se adelanta tanto a los méritos que la sombra lo alcanza, y en ocasiones le pasa; pero quien no quiere alcanzarla, seducirla y hasta poseerla, y Maradona la hizo suya muchas veces, tanto que se hastió de ella, y no habiendo otra que la supere en belleza, sucumbió ante los embrujos de la también hermosa aunque siniestra sombra, que todas las noches le ofrecía a más de placer, abundante oro líquido, excitante humo, y castillos de mágicos polvos; mientras la sencilla, sensata y poco agraciada dama del equilibrio lo seguía como perro faldero a todas partes,… pero él,…nunca lo vio.