No me cabe en la cabeza cómo el polémico y buscado periodista Julián Assange elija al Ecuador como refugio político.
Tampoco me imagino qué garantías podamos darle los ecuatorianos a un personaje perseguido por la primera potencia mundial, pues dijo miles de verdades incómodas y su cabeza debe valer cientos de miles de dólares.
¿Cómo una persona de esas características puede venir a un país tercermundista, donde tienen la entrada libre sicarios y mandarle a cualquier cristiano “al papayo” puede costar unos USD 20?
¿Cómo puede venir a Quito, donde los policías están más interesados en sancionar el pico y placa que dar seguridad en
un centro comercial?
Antes éramos gente buena y amable, ahora la violencia, los sicarios, las FARC y los narcodólares campean y hay abandono tanto policial como gubernamental.
No creo que la elección de pedir asilo político al Ecuador sea lo más seguro para usted Julián.