Cuando Galeno dañó el prestigio de Metrodoro, otro colega le reclamó diciendo: “Puede que seas un fantástico médico, pero como persona no eres gran cosa”. Esto a propósito del profesor insultador que se hizo viral en redes sociales. En docencia el que controla la asistencia es el profesor, no el alumno, porque ninguno de ellos es responsable de que alguien falte, así lo pidiera el profesor. Solo tenía que preguntar ¿están todos? En procedimiento parlamentario, el presidente pide al secretario que constate el quórum, sin no hay, se espera una hora y se instala la sesión con los presentes.
Los resentidos actúan de manera parecida. Por ser la carrera de medicina tan larga y difícil, los cursos se conforman con el 50% de repetidores. Parece que cuando fue estudiante era de los repetidores de curso y fue a lo mejor por “majadero, mentiroso, por alzar la voz” o quien sabe por qué, perdió el año y nunca supero este problema. Subproducto del resentimiento ,la venganza: Este se destapa al utilizar a una alumna para irse contra la universidad. Calificar de pendejada a la Gloriosa Universidad Central que le otorgó el título, no es de caballeros. Esconde su ignorancia o sus complejos y alguien paga los platos rotos, siempre los más inocentes, pacientes o alumnos.
Si alguien tiene muchos cursos, diplomados, postgrados y no devuelve lo recibido, seguramente entró a la Universidad, pero la Universidad no entró en él. Con este Dr. aunque su trabajo sea bueno, su soberbia lo pierde. Lo triste del caso es que no es el único profesor que procede así. Espero que los padres o familiares de la estudiante no le hagan bajar la voz, porque la misma vida se encargará de ello, por haber insultado a la Universidad, a casi una colega, a la clase médica y a la sociedad entera, además por ser testarudo en sus errores. La profesión médica debe ser humanitaria.