¡Limitado, dícese del que tiene corto entendimiento! En su discurso Nobel de diciembre 7, 2010, Vargas Llosa dice: “Aprendí a leer a los cinco años… las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que leía… Toda la vida he tenido a mi lado gentes así, que me querían y alentaban, y me contagiaban su fe cuando dudaba…, he podido dedicar buena parte de mi tiempo a esta pasión, vicio y maravilla que es escribir…, allí estaban los maestros para aprender de ellos y seguir su ejemplo. Flaubert…, Faulkner…, Martorell, Cervantes, Dickens, Balzac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann… Sartre… Camus…, Orwell, Malraux…. Son innumerables. Además de revelarme los secretos del oficio de contar, me hicieron explorar los abismos de lo humano, admirar sus hazañas y horrorizarme con sus desvaríos”… Esta es una magistral respuesta del Nobel al vocerío que le tildó de “¡limitado!”.