Hace dos años, Bolivia era considerado como el estado con mayor crecimiento económico de Latinoamérica. El proceso iniciado en 2006 con la elección de Evo Morales como Presidente marcó la pauta para un desarrollo evidente. Tal fue el impacto de que llegue a la presidencia Morales, que en las comunidades no dejaba de repetirse la frase “somos presidentes”. En materia económica, considerando el índice de Gini utilizado para medir la distribución de ingresos entre los ciudadanos dentro de un territorio, Bolivia pasó de ser el país más desigual de la región a estar en la media, la brecha se redujo de 0,6 a 0,4.
El conflicto político comenzó con el referéndum de 2016, que planteaba eliminar la limitación constitucional de no reelección. El No ganó con un 51% de los votos. Esto imposibilitaba a Morales a postularse para las elecciones de 2019. Sin embargo, en diciembre de 2018, el Tribunal Supremo Electoral aceptó la inscripción de Morales para un posible cuarto mandato consecutivo alegando un fallo del tribunal constitucional en 2006 que suspendía la limitación de no reelección, por considerarla contraria al derecho humano de todo ciudadano a elegir y ser electo. Ya en elecciones, el tribunal electoral demoró más de dos días en finalizar el conteo rápido. No dio explicaciones sobre una paralización de más de 20 horas y que al momento de su reanudación, mostró un cambio drástico en los resultados, que acercaban a Morales a una victoria sin segunda vuelta. La oposición convocó a paro indefinido.
Josué Camino Arias