Todos estos tiempos, a través de los distintos medios de comunicación colectiva, lo que más se lee, se ve y se escucha es la crítica en contra de nuestra Justicia. Se la tilda de parcial y demorada. En especial a los jueces se los acusa de ser carentes de entereza, pues proveen resoluciones ilegales e injustas.
En una sociedad, cuando la justicia no es oportuna y, peor aún, si esta no existe, la amargura, el que me importa, la desidia, inicialmente, van carcomiendo el espíritu, el alma de un pueblo, que con el tiempo, se transformarán en violencia, pues se llega a la conclusión que, la única manera de conseguir justicia, es con mano propia y, así, comienza el ensangrentamiento de la sociedad. Históricamente lo hemos visto en los países vecinos y lo hemos vivido en sectores de nuestro propio país, como en las provincias de Manabí y de Los Ríos, donde sus ciudadanos decidieron imponer la justicia, por mano propia, sentando así funestos precedentes, que obligaron al Estado a tomar medidas de represalia, que igualmente ensangrentaron esos sectores.
El Gobierno actual se ha empeñado en llevar a cabo una serie de reformas en el sistema de justicia, se entiende que es con el fin de mejorar la justicia en el país, por lo tanto debemos abrigar la esperanza, que así sea. Gracias.