Da pena ver, escuchar y sentir cómo nuestros hijos son tratados como delincuentes en los colegios del Ecuador: después de la más nefasta reforma curricular realizada en los años noventa del siglo pasado, que se mantiene hasta ahora y se sigue desperdiciando talento humano y generando y alimentando las enfermedades sociales y posteriormente cargas sociales.
El problema está en que el modelo educativo no está enfocado al desarrollo de la actitud del ser humano que es el generador de liderazgo, planificación, organización, solución de problemas, comunicación, resolución de conflictos, solución de problemas, entre otras.
Para Goleman, Garnerd, Cooper, la falta de desarrollo de la inteligencia emocional no permite desarrollar en el niño, joven, adulto, su capacidad de conocerse, controlarse, motivarse, ser empático y desarrollar habilidades sociales.
En una sociedad donde las familias casi en un 40 % ya es disfuncional por el divorcio prematuro de sus padres, por efectos migratorios y el trabajo de los cónyuges.
Son los colegios, escuelas y centros de formación media y superior los llamados a suplir esta brecha entre el graduado deseado y el tipo de graduado que tenemos en la actualidad.
Señores del Ministerio de Educación, los ejes transversales nunca fueron la solución porque los profesores no son competentes para realizar esa tarea y el problema es mucho más grande que su solución.