Vivo en Quito y trabajo en el Distrito Amazónico, en un taladro de workover que opera en el pozo que le asignó EP-Petroecuador, a inicios de septiembre al viajar desde Cuyabeno a Lago Agrio a las 13:45 fui asaltado, amenazado con arma de fuego por 3 malandrines con acento colombiano, en el puente del río Bellavista (cerca de Pacayacu), con las consecuencias de robo de dinero, documentos personales y la camioneta Toyota; ventajosamente sin agresiones que afecten mi integridad física.
Ese sector, Cuyabeno es muy peligroso pues desde inicios de año hasta la presente han robado como 8 camionetas Toyota, incluyendo una última robada a fines de septiembre.
Esta área es “tierra de nadie” y nuestras autoridades seguramente dirán que es solamente una “percepción” o un invento de la “prensa corrupta”.
Siguiendo hacia Colombia en Sansahuari existe un destacamento militar que patrulla la carretera hasta que el combustible se les agota (en unos 5 días al mes), porque a los funcionarios de “mente lúcida” no se les ocurre proporcionales el suficiente para todo el mes. Esporádicamente también se encuentran patrulleros en la carretera, pero igual con problemas de stock de combustibles.
En Quito hasta funcionarios de quinta categoría van con escolta policial y acá en el campo que somos los generadores del 40% del presupuesto del Estado, extrayendo el petróleo, tenemos que arriesgar nuestras vidas y trabajar en condiciones de sobresalto continuo.
El Gobierno de “mentes lúcidas” debe pedir visas a los extranjeros, pues ingresan delincuentes y malandrines (también ingresan extranjeros honrados y productivos) y realizar un censo de todos para determinar su forma de vida, fuente de sus ingresos y proceder de acuerdo a eso, con la “manos limpias” que aseguran poseer.