En pleno julio 2018 es impresionante darse cuenta de la magnitud del internet.
Un proyecto que como muchos avances humanos empezó en la milicia norteamericana, con fines bélicos y que en la actualidad es casi tan necesario y cotidiano como el servicio de luz eléctrica.
No se puede negar que es muy atractivo contener siglos de investigación, arte, ciencia e historia mundial en una red de datos, a un clic de distancia (aunque seguro terminemos viendo “memes” en Facebook). Suena muy romántico pero literalmente es el mundo en nuestras manos.
En el Ecuador hace poco estaba reservado para personas “pudientes” pero hoy existen iniciativas sociales como la impulsada por una empresa de telefonía móvil con personas que caminan por la calle ofreciendo Internet básico 5mb para la casa desde USD 11 mensuales. Así y usando el Internet con responsabilidad, tenemos una herramienta utópica, un servicio básico capaz de conectar al mundo sin brechas económicas, raciales o sociales.