El escenario político del Ecuador ha cambiado radicalmente en los últimos lustros, por la presencia militante los indígenas encabezados por líderes, muchos de ellos, con educación superior, han ocupado espacios otrora destinados a los mestizos, como en la burocracia de los gobiernos y dignidades de elección popular como prefecturas, alcaldías y más representaciones. Este fenómeno social se ha producido en desmedro de los partidos políticos tradicionales, como el Social Cristiano, Izquierda Democrática y algunos ya desaparecidos del mapa político.
El movimiento indígena ha irrumpido con fuerza bajo el liderazgo de los dirigentes históricos como Luis Macas, Auki Tituaña, Lourdes Tibán, Blanca Chancoso, Salvador Quishpe, Nina Pacari, Miguel Lluco, Jacinto Collahuazo, Humberto Cholango, Mariana Uricama y otros menos conocidos pero que irán apareciendo cuando sean requeridos. Hoy asistimos a la presencia de una “nueva camada”, de dirigentes radicales como Jaime Vargas y Leonidas Iza que tienen una postura de izquierda que no se compagina con la postura tradicional de alianzas con movimientos, más bien sin una ideología determinada ya que tienen pronunciamientos que no obedecen a lineamientos coherentes con el interés nacional. Hoy estamos próximos a un evento electoral de gran trascendencia como son designaciones de Presidente y asambleístas por lo que, es imperativo que la clase política responsable, se una en una cruzada de verdadero patriotismo para que las fuerzas que siempre han pescado a río revuelto y solamente han dejado una nación en crisis, al punto de que el presente Gobierno ha tenido que heredar una banca rota que afectara a las nuevas generaciones. Por consiguiente, es deber y obligación de los buenos ciudadanos, sobre todo, de los que se llaman “apolíticos” intervenir y prestar su contingente para que no volvamos a caer en las garras de los pseudo revolucionarios de uñas largas e ideas cortas.