Por regla general, los subsidios no pueden “beneficiar a todo un sector”, porque dentro de él habrá actividades que si lo necesitan por recién iniciarlas o porque su baja rentabilidad requiere el apoyo del Gobierno, si es que se busca que tales inversionistas sigan operando.
Pero en el caso de que estén trabajando ya varios años, el entregarles estas subvenciones no hacen más que ocultar su inoperancia o ineficiencia por lo cual mantenerles en el mercado con estas ayudas es forzado y a la postre caro para el Estado. Por ejemplo, “todas” las actividades camaronera y atunera y “todos” los exportadores de banano, estimo que ya no deberían ser auxiliadas, algunas habrían alcanzado la madurez y ya no necesitan del “papá Estado” para seguir caminando, porque “ya dejaron de ser niños”.
En el caso del transporte no es aceptable que alguien utilice gasolina, por ser barata al no estar ajustada a los precios internacionales, diferencia por la cual el contrabando fronterizo no terminará nunca, creen, equivocadamente, las autoridades que se lo puede frenar con medidas policiales cuando el “problema económico” es de precios y comercialización. La situación descrita podría generar desconfianza en los inversionistas extranjeros, porque saben que estos “desajustes” no pueden durar mucho tiempo.