La política internacional del Ecuador es aislacionista y antioccidental. Por eso marcha contracorriente de la unidad de la patria grande, que es América. El Gobierno ahora chantajea a la cumbre de la OEA, por razones exclusivamente ideológicas.
El Régimen tiene una visión demasiado extremista y sesgada que lo lleva al colmo de boicotear lo que no calza en su proyecto político. Es una descortesía con el anfitrión y vecino, Colombia, querer imponer su credo revolucionario con una medida de hecho como no enviar ningún representante.
Es peligroso confundir los intereses el Gobierno con los del Estado o la patria toda, como hace la empresa electoral del gobierno, la revolución ciudadana. Aunque este 14 de abril, no asista el presidente, el Ecuador debe estar presente y aprovechar ese foro elevando su voz sobre la crisis que golpea al concierto americano.
Pero, en ausencia de un representante en la Cumbre de la Américas, ahora las propuestas del Ecuador brillarán por su total ausencia.