La candidatura del señor Alberto Acosta con seguridad nos debe inducir a reflexiones profundas, es la antítesis de Correa, representa a un sinnúmero de ideologías si creen tener, me imagino un escenario con “la Tibán” como despectivamente le dice “el Correa”, el MPD y su gallada, Dalo, el PRE y su conjunto, el uno y el otro con sus respectivos elencos, es decir algo más de lo mismo, los mismos genes, el mismo “karma” y esa cadena genética que no podemos romper. Aprendamos que los socios coidearios que uno nunca ve de cerca son los ideales y perfectos, casi todos ellos tienen sus enfermedades favoritas. A nadie se le ocurre tener una perspectiva amplia de país, que todos seamos parte del valor agregado, la crítica positiva sin resaltar las minucias y errores irrelevantes, que las denuncias sean fundamentadas y no busquen dañar la imagen y honor del ecuatoriano, que prefieran pasar por “gabarra” antes de reconocer una obra del Gobierno, parece que somos pobres de espíritu. Justo es reconocer la vialidad actual, de primera, pero si resaltamos algún “hueco o bache” estamos mal, la obra por los desprotegidos no es solo obra del señor Moreno, el mismo resaltó el auspicio total del Presidente, desconocer que la educación y la salud no han mejorado también es digno de recurrir a un genetista que ayude a cambiarnos. Por supuesto que el Presidente tiene sus “lapsus”, temperamental y sobre todo, se está olvidando de auspiciar un heredero para así romper la tradición política, muerto el líder, muerto el ideal partidista.