“Concesión de derechos de explotación de un producto, actividad o nombre comercial, otorgada por una empresa a una o varias personas en una zona determinada”, así define el Diccionario de la Lengua Española-Vigésima Segunda Edición a este término y así es como se ha implementado en Argentina, Bolivia, Venezuela, Nicaragua y desgraciadamente en el Ecuador un producto conocido como revolución del siglo XXI, con su sede principal en Cuba y los hermanos Castro como los franquiciantes. Hábilmente los propietarios de la franquicia y sus representantes han considerado varios factores para introducirse y lo que es más quedarse en el mercado, se han adueñado de medios de comunicación, de todos los poderes del Estado, de las instituciones públicas y mediante una bien organizada propaganda, entrega de bonos y aprovechando procesos electorales, inundando con dádivas y llamativos colores pretenden quedarse trescientos años en el mercado. Por supuesto, los pobladores de estos países nos estamos dando cuenta que una franquicia de esta naturaleza es un gran negocio para quienes la administran, como sabemos, son bien conocidos los nuevos ricos que surgen gracias a esta multinacional y claro está, a la mayoría de pobladores nos contentan con los famosos bonos, carreteras, puentes y canciones patrias que nos llenan de orgullo pese a que cada vez están más vacíos nuestros estómagos y coartadas nuestras libertades; y si no creen, miren lo que está pasando en uno de los países franquiciados, devalúan la moneda y deben hacer cola para conseguir alimentos y lo que es peor no pueden manifestarse con libertad, cualquier parecido entre los citados países es pura coincidencia, esto no queremos para nuestra patria.