El Bono de Desarrollo Humano que actualmente está en USD 35, será aumentado a 50 con un incremento del 42,86%. Este incremento fue utilizado por un candidato a la Presidencia antes de postularse, como un arma política con el objeto de impresionar y aumentar el número de sus adeptos.
Inmediatamente fue neutralizado por el Presidente que formalmente ofreció tal aumento a partir de enero y quien muy posiblemente será candidato a las próximas elecciones.
El financiamiento del aumento a base de un porcentaje de las utilidades de los bancos como plantea el Ejecutivo, es cuestionable pues con seguridad afectará a muchos ciudadanos que mantienen sus dineros a plazo fijo como un medio de sustento, al igual que a ciudadanos de la tercera edad que han confiado al banco sus ahorros de toda una vida y de cuyos intereses viven, intereses por cierto muy inferiores a los que el banco cobra por sus créditos y que serán aún menores si se reducen las utilidades de la banca.
Ya dijo el presidente Abraham Lincoln “no se puede enriquecer al pobre, empobreciendo al rico”. El Ecuador es un país rico en recursos y oportunidades y lo apenas lógico sería crear fuentes de trabajo para que muchos ciudadanos beneficiarios del bono trabajen y puedan ganar “dignamente” una cantidad mayor a la que actualmente reciben sin esfuerzo alguno y que no es más que una “generosa” dádiva.
Se impone una evaluación de los beneficiarios del bono, ya que puede haber muchos que no reúnen las condiciones para ser acreedores al mismo y ya es hora de que el Ecuador deje de ser un país que solo da y consume y nada produce.