Algunos asesores utilizan sofisticados sofismas en los discursos que escriben para sus jefes inmediatos, los políticos. Recuérdese que un político solo es la cara visible de todo el aparataje propagandístico e ideológico que hay detrás.
Así debería ser, pero en nuestro contexto social vemos cómo las ideologías son lo de menos; lo importante es ocupar un buen cargo público por el mayor tiempo que se pueda ganando buen salario, mientras los ciudadanos seguimos trabajando y pagando impuestos. Karl Marx decía que el impuesto es la leche que amamanta al Estado.
Es verdad que la oposición intenta desgastar al máximo al Gobierno de turno en este año preelectoral para que todos los individuos que figuraron y se dieron a conocer como caras visibles se candidaticen para las próximas elecciones. Así siempre ha sido.
La persona más conocida o popular en una sociedad auspiciada por un partido político de izquierda o de derecha se candidatiza y gana las elecciones, pues las mismas en nuestro medio son cuestiones de popularidad, convencimiento y disuasión de las masas, del pueblo.
Debemos como ciudadanos proponer el sufragio voluntario para todos los ciudadanos mayores de edad y eliminar el sufragio obligatorio, además de impedir reelecciones indefinidas o reformas a la Constitución sin una consulta popular o plebiscito que nos convoque a todos.