El asambleísta Diego Vintimilla fue certero al señalar que la oposición a la Revolución Ciudadana que lidera Rafael Correa, empezó desde la derrota, pues reconoció que no tiene candidato presidencial (y eso que no lo será Rafael Correa); su aspiración es la Asamblea Nacional. Los que se reunieron en Cuenca representan -salvo excepciones- violación a los derechos humanos, escuadrones del volante, feriado bancario, más de tres millones de ecuatorianos que emigraron, a las barcazas y sus “utilidades”, al toma y daca, al reparto de la administración de justicia (incluidos registros y notarías).
La Revolución Ciudadana, pese a sus varios errores, representa en nueve años: desarrollo social con una inversión de 56 mil millones de dólares en salud, inclusión social, educación, vivienda, trabajo, deportes; en fin. En infraestructura física, miles de millones de dólares en carreteras, puentes (incluido aquel que uno de los asistentes a la reunión en Cuenca dijo que “primero veía volar a un burro” antes de que se construyera el mismo), ocho hidroeléctricas, multipropósitos como el de Chone, telecomunicaciones y tecnología. El pueblo tiene para reflexionar, cotejar y decidir.