Diario EL COMERCIO en la nota periodística publicada el jueves 4 de julio titulada “30-S tuvo fondos para propaganda”, da a conocer que la Contraloría General del Estado (CGE) ha difundido el borrador del examen especial realizado entre enero de 2011 y diciembre de 2016, relacionado con la utilización de fondos públicos para posicionar mediáticamente los hechos acaecidos el 30 de septiembre de 2010. Estos fondos habrían sido empleados por distintas entidades estatales, algunas aún en funcionamiento y otras ya desaparecidas o transformadas, para difundir mensajes a favor del gobierno de ese entonces y en supuesta defensa de la democracia.
Según el examen efectuado por la CGE, se habrían utilizado USD 1’561.648 (un millón y medio de dólares) en artículos promocionales, pautajes y elaboración de productos comunicacionales para promover y sostener las tesis del gobierno. Además, adicional a este valor, el borrador da cuenta también que la omnipresente Senain habría financiado un plan comunicacional para la Comisión 30-S, establecida expresamente para llevar a cabo investigaciones sobre los hechos que se produjeron en esa fecha.
En una suerte de gigantesca operación psicológica orquestada por el anterior régimen para influir en las emociones de la comunidad y tratar de convencer a la opinión pública a escala nacional de que la revuelta policial -por siempre reprochable, injustificable y que será un estigma institucional- fue una tentativa de golpe de Estado, se utilizaron fondos públicos para crear una imagen de víctima y una historieta épica que alimentó durante esos años la concepción e idea de un caudillo mesiánico e infalible, que como ahora se está descubriendo, no fue ni es ni lo uno ni lo otro.
Con la noticia de esta auditoría y otras informaciones que anteriormente se han conocido, en torno a supuestas irregularidades en temas de administración de justicia contra personas involucradas en la revuelta policial y sus consecuencias, así como presuntas manipulaciones en las investigaciones de la Comisión 30-S, se continúa con el desmontaje de uno de los risibles capítulos de la mitología engendrada durante la nefasta década anterior.