Miguel de Cervantes, en uno de sus pasajes geniales en su obra cumbre de la literatura mundial, detalla a Don Quijote (con toda su locura) conversando con Sancho. Éste le menciona al hidalgo, que su tristeza se debía porque había sido maltratado en la posada. En su peregrinaje ven una polvareda y el Quijote cree y se imagina que son dos ejércitos de ovejas que se enfrentan.
Cervantes logra que hechos verdaderos y habituales de su época, como manadas de ovejas que transitaban por sus tierras, se vuelvan en hechos para su magna obra. Que tan bien calza en nuestro país esta lucha quijotesca entre los dos ejércitos ovejunos, ahora divididos entre los ampulosamente defendidos y los del pueblo llano.
Donde un quijote criollo, parafraseando un pensamiento de Cervantes, dijo al comienzo de la batalla de las ovejas: “tengo que hacer obras que queden en el libro de la fama por todos los venideros siglos” (sic). Qué pena que estas obras hechas en los últimos diez años, hayan sido el monumento a la corrupción aquí en nuestro país.