Definitivamente el Ecuador tiene un antes y después con el triunfo del Cenepa en 1995, una victoria irrefutable que cambio la faz de un Ecuador que había sufrido por décadas del estigma de la baja estima.
Nuestros valerosos soldados hicieron algo nunca antes visto, tuvieron la capacidad, con su coraje, de inspirar al resto de compatriotas para que se unieran en un mismo sentir y, como nunca antes, todos caminar juntos, sin distingo de etnias, ideologías, culturas, clases sociales, sí, todos como un puño cerrado férreamente en pos de una meta común. Desde ese año el amor propio del ecuatoriano cambio, se sintió capaz de cualquier hazaña, que motivó luego a llegar al primer mundial de fútbol de nuestra historia, con una nueva mente y corazón. Hoy, 23 años después, el Ecuador intenta recuperar ese espíritu, dejando a un lado la desunión, volviendo el pueblo a dialogar, a buscar un objetivo afín a todos. Creo que con la inspiración del Cenepa podemos lograr cosechar nuevas victorias, esta vez en el campo de la paz, en bien del desarrollo, la justicia y el progreso de nuestro lindo Ecuador.