El Estado de Catar, localizado en la península arábiga, ocupa una extensión de 11 586 km2, y constituye uno de los mayores productores de gas natural y uno de los más importantes exportadores de petróleo en el mundo. En los últimos días, Arabia Saudita, Bahréin, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Libia y Maldivas han anunciado el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Catar, aludiendo que este último respalda a grupos terroristas, incluyendo al autodenominado Estado Islámico (EI) y Al Qaeda. Acusaciones que han sido rechazadas por el emir de Catar.
Con una monarquía absolutista, este país ha establecido una política exterior con miras a proyectarse de manera independiente en la región y en el contexto internacional. Esto, debido en gran medida, a los beneficios económicos obtenidos por los hidrocarburos y las inversiones extranjeras que ha realizado alrededor del mundo.
Tras el reciente rompimiento de relaciones diplomáticas, varios analistas afirman que habrían, al momento, dos intencionalidades políticas subyacentes en el accionar de Arabia Saudita: fracturar la relación Irán-Catar, y debilitarlo para que este regrese a ser un estado vasallo saudí.