Estamos viviendo la etapa máxima de espiritualidad y familia: Navidad. Sentimos como todos como los sentimientos personales se hacen mayores, la cercanía a Dios, a nuestra familia íntima, todo se junta en el hecho de la felicidad que nos rodea pero no la notamos.
De repente aparece un concepto de un periodista que habla sin fe, sin conocimiento, con la abierta intención de lastimarnos a los cristianos. Increíble y dura su opinión porque escogió precisamente la temporada más bella para nosotros los cristianos.
Hace un recuerdo de la época e historia pasadas y termina afirmando que son “textos inhumanos” y “que en nuestros días un vendaval apunta a horizontes cada vez más lejanos”. No entiendo sus pobres afirmaciones, expresadas inclusive por alguien con una “vocación” por la Dolorosa del Colegio. ¡Qué tremendo constraste!
En realidad sus opiniones me han dolido. Soy católico y no puedo dejar pasar por alto e indiferente este tema.