Con la muerte del economista Jorge Rodríguez Torres, el país ha perdido un preclaro ciudadano, ilustre patriota en toda la extensión de la palabra, de los pocos que quedan en este siglo. En su vida fue un luchador contra la corrupción de los gobiernos de turno; ya sea en forma personal, sin más armas que su voz altiva y sus sentimientos, o ya también como presidente de la Comisión de Control Cívico Contra la Corrupción o como coordinador de la Comisión Nacional Anticorrupción creada en mayo del 2015, en la V Convención del Colectivo de Organizaciones Sociales.
Arriesgó su tranquilidad y su vida ante amenazas de los corruptos, sin aspirar a retribución alguna que no sea la satisfacción del deber cumplido en bien de una sociedad más ética y honesta. Jorge has dejado un invalorable legado para la juventud presente y futura. No necesitas homenajes póstumos ni monumentos, ya cada ciudadano consciente y grato te llevamos en nuestros corazones.
Paz en su tumba.