Este mes se recuerda el VIII aniversario del tristemente célebre 30 de septiembre, que según la mitología del correato, marcaba la fecha de un intento de golpe de Estado cuando en realidad no fue sino un motín o sublevación policial que se inició en Quito y se pretendió extender a escala nacional.
Es injustificable y deplorable, por donde se mire, la actitud que asumieron algunos funcionarios policiales en ese día, así como inadmisibles y condenables las acciones de violencia que se dieron y se vieron en el interior del antiguo Regimiento Quito, sus calles aledañas y el hospital policial. Indudablemente con todo lo que ese día hicieron los sublevados, se escribió una página histórica que oscurece la trayectoria institucional de la entidad garante del orden público y la seguridad ciudadana, según mandato constitucional.
Estos hechos, cuanto contrastan y cuanto pueden parecerse a lo que había sucedido el 28 de mayo de 1944. Dos acontecimientos históricos completamente distintos, una misma institución como protagonista y con un trasfondo de cuestionables asuntos de la política doméstica nacional.
Sabemos, porque están frescos los recuerdos y se continúa conociendo más, lo que sucedió el 30 de septiembre de 2010 con lo que hicieron algunos oficiales, clases y policías amotinados. Históricamente se conoce que durante los aciagos momentos del 28 de mayo de 1944, especialmente en Guayaquil, murieron integrantes del Cuerpo de Carabineros del Ecuador (como se denominaba en ese entonces a la Policía Nacional), supuestamente en defensa de la Constitución y el gobierno de esa fecha. Sin embargo, algunos historiadores sustentan distintas ideas y esbozan otras teorías al respecto.