Entre las múltiples actividades y celebraciones que realizan las entidades públicas y privadas, sería justo que las autoridades gubernamentales, especialmente el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), dentro de sus políticas sociales; se preocupen de designar oficialmente un día determinado, para homenajear y rendir tributo a los niños, niñas y adolescentes institucionalizados, quienes tienen que convivir indefinidamente y a veces por muchos años, bajo el cuidado, afecto y protección en diversas casas hogares, orfanatos y casas de acogida; por motivos de encontrarse en situaciones de desamparo, orfandad, abandono, maltrato, vulnerabilidad y negligencia familiar.
La triste realidad de nuestros niños y niñas es tan precaria y cruel, que cuando llegan a la adolescencia al cumplir doce años, deben ser trasladados a otra institución de acogida, en caso de no lograrse su reinserción familiar o adopción.
Además, el Código Orgánico General de Procesos, con procedimientos largos y rígidos, ha relegado las Medidas de Protección que de oficio antes los jueces tomaban con el Código de la Niñez, siendo también maltratados por esta ley.