Los personeros del IESS, buscan la manera de justificar la eliminación de parte de las deudas del Gobierno, originadas en la atención de salud, por más de USD 2 500 millones, aduciendo, originalmente, la falta de un reglamento que debía expedirlo el ex Presidente, por lo cual, supuestamente, no es posible cuantificarla; para, después de que la Contraloría en su calidad de “juez de cuentas” obliga a su pago, ingenuamente sostener, que lo único que el Instituto había aprobado, eran los estados financieros, pero no el balance general.
Esta declaración merece ser criticada y no solamente aclarada, porque quienes sostienen estos criterios tan sui géneris, son nada menos quienes dirigen la institución financiera más grande del país. En efecto, los estados financieros no son más que los balances de situación y de resultados y en ellos se registran, en el primer caso, los activos y pasivos; y, en el segundo, los ingresos y egresos de un ejercicio determinado.
Entre los activos constan, entre otros, las cuentas por cobrar y en los pasivos las cuentas por pagar. La diferencia define si el patrimonio institucional, en este caso, es positivo o negativo.
Por otro lado, la diferencia entre los ingresos y egresos determina la utilidad o pérdida en el caso de la contabilidad privada o el déficit o superávit en el caso de la contabilidad pública.
La explicación que antecede, no demuestra otra cosa que de los estados financieros se deriva el balance general, por lo cual si en ellos se elimina la deuda referida, automáticamente queda eliminada en el balance general. Ojalá este comentario llegue a las autoridades respectivas para corregir este “pequeño” error.