A partir del 16 de marzo de 2020, fecha inicial del control del corona virus en el país, el número de contagiados registrados al 11 de abril de 2021, se ha elevado a 346.817, con 17.293 fallecidos, en sólo un poco más de un año. Sin embargo el sistema hospitalario en el país se encuentra colapsado. Los hospitales, para poder recibir más pacientes han tenido que adaptar espacios que cumplían otras actividades, como cafeterías, salas de espera, pasillos, accesos a salas, armar hospitales móviles en los parqueaderos, etc., llegando en muchos casos al uso del 150% de su capacidad instalada, donde muchos pacientes son atendidos en colchones puestos en el suelo.
El incremento acelerado de contagios, obliga al nuevo gobierno, a cambiar la infraestructura de la capacidad hospitalaria instalada. Si el país cuenta con 44 hospitales públicos acreditados internacionalmente, 364 centros de salud con modalidad ambulatoria, 39 establecimientos en modalidad intensiva y 5 hospitales especializados, debe incluir en los hospitales cantonales y centros de salud, unidades de cuidados intensivos (UCI) y dar mayor empuje a los sub-centros de salud que se encuentran distribuidos a lo largo y ancho de todo el país, para que comiencen a funcionar, como pequeños centros de salud, que seguirán creciendo de acuerdo a las necesidades de los sitios donde se encuentren.
El Estado garantiza el libre acceso a prestaciones de salud y a pensiones, a través de entidades públicas, privadas o mixtas, a su vez, supervisar su eficaz funcionamiento. El nuevo gobierno, para tener éxito en ésta gestión, debe monitorear el incremento de la pandemia, su control a través de las vacunas y ejercer gobernanza, especialmente en los mandos medios, que es donde mayor corrupción se ha dado.