Lo orientación sexual suele ser más concordante entre gemelos monocigóticos que entre heterocigóticos. Como toda característica compleja, la homosexualidad está vinculada a múltiples regiones del genoma y factores de control de su expresión. Por ejemplo, la carga hormonal en el útero, ya sea por hormonas masculinas o femeninas, influencia notablemente la orientación sexual del embrión (Ngun y Vilain, “Advances in Genetics” 2014:86:167-84; Balthazart, “Proc Natl Acad Sci” 2018: 115(2):234–236). Las bases genéticas de la homosexualidad tienen consecuencias importantes para los derechos de aquellas personas no heterosexuales; porque demuestra, con evidencia concreta, que no se trata de una opción sino de la esencia de una persona. Pero estas discusiones no son propias de una cultura retardataria donde, por ejemplo, “…el Ecuador ocupa el primer lugar en embarazos adolescentes en la región andina y segundo en América Latina…”, según el reporte de ONU Mujeres titulado “Mujeres Ecuatorianas dos Décadas de Cambios 2995-2015”, publicado en el 2016; esto como ejemplo de una interminable serie de horrores por los que nadie hace marchas de protesta.
Si la homosexualidad es parte de la diversidad natural en el mundo animal, así como lo son el altruismo y la empatía, acciones como las de la Corte Constitucional asientan las bases sociales en lo que es real y por lo tanto no puede ser malo.