Observo un video que circula por las redes sociales, donde una maestra muestra su frustración por el desinterés de sus estudiantes en la educación virtual. Esto encendió las alarmas de una cruda realidad, que se destapó gracias a la pandemia. Agravando una apatía de estudiantes y padres desinteresado por el aprendizaje.
La experiencia de educador en una nueva realidad de enseñar y aprender me ha dejado sorprendido cómo aumentado el nivel de dejadez nunca antes visto, como el que estamos viviendo ahora. Por ejemplo, las clases virtuales no son 100% completas de estudiantes, alto nivel de deberes atrasados y no se diga evaluaciones inferiores al mínimo requerido.
Causa mucha tristeza cuando al estudiante se le pregunta porque no hicieron las tareas o estudiaron, algunos contestaron “no lo hice”, “no tengo tiempo”, “no entiendo su clase” entre otras argumentaciones. La realidad de los adolescentes y jóvenes no les interesa aprender en esta modalidad, menos aún realizar un esfuerzo sin antes presentar algún pretexto.
Esta problemática, no es ajena en adultos, que están cursando en niveles superiores y se encuentran también en modalidad de educación virtual. Notar el quemeimportismo a “flor de piel” y la decadencia del compromiso a niveles estrepitosos de solo cumplir, dejando de lado si aprenden o no.