El presentador de noticias fue interrumpido por una grabación preparada por la Secretaría de Comunicación; la agresión a Alfonso fue tan insolente que la reacción ciudadana brotó espontánea para respaldar al periodista que había ganado prestigio por cerca de medio siglo. Soy un poco mayor que Espinosa de los Monteros y el insulto también me impactó porque los viejos tenemos derecho a trabajar mientras estemos en capacidad de hacerlo. No es posible que con el dinero de los ecuatorianos nos obliguen a ver y oír los agravios contra cualquier ciudadano que no esté de acuerdo con los que nos gobiernan, o que simplemente esté haciendo su trabajo. Con altivez rechazo la sumisión a la que estamos siendo sometidos. Los ecuatorianos no somos borregos, no nos pueden obligar a bajar la cabeza y aceptar normas y preceptos atentatorios a pretexto de que se está llevando a cabo una revolución. El Estado a través de los gobernantes tiene la obligación de protegernos, de brindarnos paz y tranquilidad. El Estado protector se ha convertido en Estado agresor. No hemos elegido “patrones” sino gobernantes. Hay que reaccionar como lo hizo Espinosa de los Monteros, con dignidad.