Bajo este título salió un artículo en el Diario EL COMERCIO. Para un grupo de profesionales, entre los que me incluyo, el problema a dilucidarse no es si se puede o no construir. Con los actuales avances de la tecnología; en este momento, todo puede construirse. El dilema para los quiteños es otro: debe o no construirse el Metro subterráneo.
Reflexionemos sobre el maravilloso telón de fondo que tiene Quito en 360 grados; además, una cordillera como las faldas del Pichincha que recorre a lo largo de toda la ciudad. ¿No será prudente agotar análisis y ver si es más conveniente tener un tren aéreo que recorra sobre las faldas del Pichincha?
En mundos más desarrollados y que respetan la opinión de sus conciudadanos; lo que se haría es presentar las dos posibilidades en un rápido referendo y la posibilidad que se haría es la que gane en el referendo.
Acá en Quito, parece ser que el señor Alcalde y sus asesores están decididos a hundirse bajo las quebradas del Centro Histórico, con un costo y riesgo altísimo y desperdiciando la oportunidad de que los quiteños y sus visitantes gocemos del espectáculo de nuestras bellas cordilleras desde las faldas del Pichincha, mientras nos trasladamos de una lado a otro.
Sr. Alcalde: piense en esta posibilidad y analícela hasta la saciedad. Los quiteños le agradeceremos si lo hace y las nuevas generaciones le reconocerán el mérito de haber agotado estudios.