El femicidio consume al continente como un cáncer devastador. ¿Hasta cuándo va a tratarlo el Ecuador de reojo? Cada 86 horas que una mujer pierde la vida por la violencia brutal causada por el machismo. ¿Vamos a reaccionar? No me imagino como debe ser vivir cada día con un miedo sofocante, simplemente por el hecho de ser mujer. Este miedo penetra hasta el lugar más íntimo – las viviendas. Un ‘hogar’ se vuelve una cárcel de amenazas y maltrato. Constantemente vemos quejas sobre la economía y la política del país, pero ¿qué más podemos esperar cuando el retroceso es evidente hasta en las ideas más básicas de igualdad? Francamente, es hora de ya ser honestos.
Tenemos que detenernos, y pensar en cada una de esas mujeres. En sus familias. En sus hijas, sus hijos, sus bebés. En como erradicar ese odio, en examinarlo y determinar si lo llevamos en nuestro interior – así sea de la manera más pequeña posible. Pensemos en evolucionar juntos hacia un mejor futuro.