En Diario EL COMERCIO del martes 28 de agosto, leo el reportaje realizado sobre las banderas de Quito que flamean en varios sectores y un sentimiento de decepción me invade. ¿Por qué banderas de quito? ¿Acaso no pertenecemos a un país? ¿Acaso somos una República independiente? ¿Por qué veo hasta cuatro banderas de Quito en cada redondel y ni una de mi patria? La bandera del Ecuador debería ser la única que flamee altiva en cada rincón del país y más aún en la capital de la República. Quito debería dar un ejemplo de civismo y amor por el país, pero en el 10 de Agosto, día de celebración nacional, izan las banderas de Quito como si fuese una festividad enteramente de la ciudad.
La patria tiene que ser una sola y tenemos que eliminar estas señales de regionalismo que solo nos separan más. Es mi opinión, de alguien por cuyas venas fluye fervientemente sangre nacionalista, y me pregunto ¿corre esta sangre también en nuestros líderes? Solicito a las autoridades que reconsideren si quieren ver flamear la bandera de una ciudad o de la nación entera, o que se hagan la pregunta, ¿son quiteños antes que ecuatorianos? ¿A quién le deben más admiración, a una ciudad o a la patria sagrada que les dio la vida?