En referencia a su columna de opinión, publicada el cuatro de septiembre, en diario EL COMERCIO, bajo el titular ¿La Asamblea de agache?, me permito compartir con usted y los lectores algunos puntos.
He resaltado, desde el primer día de gestión, la necesidad de reinstitucionalizar a la Asamblea Nacional y recuperar su independencia como primer poder del Estado.
Luego de 150 días de ejercicio en la presidencia y siendo muy consciente del nuevo momento político que vive el país, los cambios y avances son evidentes. Las rencillas y pugna de poderes quedaron en el pasado, igual que la sumisión al poder Ejecutivo. En su lugar se generó una agenda legislativa consensuada, con la cual todos los asambleístas nos comprometimos a sumar esfuerzos para aprobar las leyes que se requieren con más urgencia.
Así, en cinco meses, se aprobaron once leyes, entre las cuales destaco aquellas que mejoraron el seguro social campesino; la educación superior y de fomento productivo.
Sin lugar a dudas, la independencia es fundamental también para cumplir a cabalidad nuestra tarea fiscalizadora que para ser integral, no puede limitarse a juicios políticos ya que se trata de todo el contexto de control político. En 150 días, se dieron más de 317 comparecencias de ministros y funcionarios públicos a las distintas comisiones de la Asamblea Nacional. Los asambleístas realizaron más de 516 pedidos de información a instituciones públicas del país, y se han conformado tres comisiones especiales específicamente enfocadas en control político (Aampetra, Gabela y desaparecidos). Estas cifras, junto a los juicios políticos que están en curso, dan cuenta de que el Poder Legislativo cumple activamente con la tarea que nos exige la ciudadanía.
Defender la transparencia es tarea común. Desde que asumí la presidencia, resalté la importancia de reconstruir el sentido cívico de corresponsabilidad, motivando a que cada ecuatoriano asuma plenamente la parte que le toca para la conquista de una mejor sociedad.
Liberémonos del estigma del pasado. Le invito, como ecuatoriano, a que nos demos la oportunidad de mirar nuestro futuro, con el cual todos podemos contribuir y donde hay nuevos actores que queremos y podemos hacer las cosas bien. Compartamos una nueva forma de hacer política.