Ecuador es el primer país consagrado al corazón de Jesús (1874), Ecuador fue conquistado por España y con ello acuñó su cultura religiosa; de hecho la conquista trajo las primeras misiones de monjas de claustro y con ellas la construcción de los majestuosos monasterios que adornan a Quito. Por ello para Roma y el Vaticano, Ecuador es importante tanto así que Juan Pablo II y Francisco nos han visitado.
En estos tiempos, donde ya no nos llaman nuevo mundo, el Vaticano mantiene sus relaciones religiosas y diplomáticas. Las diplomáticas son las que no las vemos ni las sentimos. Con esos antecedentes, para identificar donde está el mal, tenemos una celebridad criolla, ese es el cura Tuárez.
La Iglesia mientras Tuárez hacía campaña y crecía su fortuna no dijo nada. Hoy que Tuárez sacó las uñas y la cola, la Iglesia se acoge al derecho de silencio y lo deja en medio de las críticas de la opinión pública, para que lo quemen en la hoguera.
Las uñas y la cola que Tuárez ha mostrado ante los fieles que votaron por él, no le han incomodado al delegado papal, todo lo contrario su sutil presencia en ceremonias religiosas de cambios de obispos en el país lo grafica todo.
Los sacerdotes seculares como Tuárez, que afianzaron su fe en el dinero y poder; están llevando al límpido cielo de Ecuador, a la noche oscura; y con ello arrastrando a sus fieles a perderse entre las tinieblas que el paso de acciones como las de religiosos que: violan, secuestran, matan, desaparecen a sus víctimas a nombre de Dios apagando el brillo de la observancia y destruyendo la práctica de las virtudes devastan sociedades.