Buzz Lightyear, el personaje de la pelicula Toy Story, proclamó “Al Infinito y más allá”, pero en la vida real la sonda Voyager 1 hizo realidad esto cuando este mes científicos confirmaron que abandonó el sistema solar e ingresó al espacio interestelar, convirtiéndose en el primer objeto construido por el ser humano en alcanzar esta región del cosmos. La humanidad finalmente se ha logrado aventurar en el terreno de las estrellas. Aunque no sabemos que encontrará allí, pues las baterías del Voyager dejarán de operar aproximadamente una década dejando de transmitir su jornada a lo desconocido. Se estima que en unos 40,000 años se acercaría a una estrella en la constelación Camelopardalis. La abundante y valiosa información que actualmente envía el Voyager tal vez solo logre ser procesada y comprendida a lo largo de las próximas décadas, lo cual es impresionante tratándose de una sonda espacial que fue construida hace casi 40 años, antes de que existieran los teléfonos celulares, las computadoras portátiles o los DVDs. Podría ser conveniente que los personeros de la Agencia Espacial Ecuatoriana revisen la información de hace cuatro décadas y con base en ello diseñen satélites que duren más de unos pocos días en órbita y transmitan información más relevante que la emisión del himno nacional o fotografías que no superan a aquellas que cualquiera de nosotros puede revisar en el internet prácticamente sin ningún costo, para así amortizar los grandes gastos que la aventura espacial ecuatoriana representa a los contribuyentes.