Han tenido que transcurrir más de dos décadas para que el clamor de los cerca de un cuarto de millón de personas que vivimos -actualmente- en el valle de Los Chillos, encuentre eco. El prefecto Baroja, en días pasados, ha anuncia la construcción de una vía alterna, como parte de la solución al cuello de botella del Farina, con fondos provenientes del peaje de la autopista Rumiñahui.
Costosos estudios, demagógicas ofertas y sofisticados proyectos afloraron, especialmente en épocas de campaña política. En este largo y tedioso espacio, en el que los vecinos y una gran legión de turistas, que visitan este hermoso rincón de la Patria, sufrimos la falta de planificación de los gobiernos seccionales. Pero, este no es el único problema que afronta el valle en movilidad y vialidad. Sus calles y avenidas adolecen de un plan de mantenimiento permanente.
Dos hechos importantes han ocurrido en el cantón Rumiñahui en los últimos tiempos, el funcionamiento del centro comercial San Luis y el ascenso del Independiente del Valle a la categoría superior del fútbol.