Cómo bien sabemos, los fondos que tiene el Banco Central, pertenecen a los ecuatorianos que con mucho esfuerzo ahorran con múltiples fines y que aseguran el bienestar familiar, entre ellos, la posibilidad de la pérdida de empleo o negocio, un pequeño monto para solventar enfermedades o accidentes familiares, para asegurar los útiles, ropa y estudios de los niños, para emprender un negocio en éstas épocas que escasea el empleo o para dar de entrada a una vivienda, que constituya la solidez de la estructura física y emocional de la familia. En resumen, el ahorro brinda parte del progreso y tranquilidad familiar. El Estado responsablemente respalda esta positiva actitud al controlar los fondos ahorrados a través del Banco Central. Sin embargo, uno de los candidatos, de ser elegido, dice tomará 3 mil millones para entregar a los diferentes municipios del país. La solución de los problemas del país no está en tomar lo que las familias tienen como reserva de supervivencia, sino en crear fuentes de trabajo, brindando las facilidades que ese respaldo pueda dar a los hogares. Si hoy hay la promesa de quitar los pocos ahorros del pueblo, mañana podría seguir el de las empresas que producen la riqueza y sostenimiento alimenticio de los ecuatorianos. No se trata de empobrecer a todos, sino de llevar a un nivel de sostenimiento económico a toda la población. Los candidatos deben pensar en crear fórmulas para crear viviendas, fuente inagotable de trabajo para personas no calificadas, con el apoyo de técnicos y profesionales, crear fuentes adicionales alimentarias, con recursos técnicos que optimicen la producción y ofrezcan productos a precios bajos; la creación de fuentes de acceso educacional, tales como el internet, dotación de materiales como tablets, especialización y diversificación de la educación a todo nivel para desterrar el desempleo. Muchos son los recursos a los que se puede acceder, sin necesidad de destruir el penoso avance de las familias que luchan por dar seguridad a sus hijos.