Esto es humor inglés: el Estado es feliz y el individuo triste. Los fuertes discursos socio-económicos o político-económicos también pueden venir entre las líneas de una película de comedia.
El 2015 empezó con la amenaza de que habrá crisis. La caída del precio del petróleo fue el detonante para que circulara el temor de tiempos difíciles. ¿Qué se hace cuando el dinero en el bolsillo no alcanza para comer? La respuesta: desnudarse. Al menos esa fue la respuesta que encuentra un grupo de desempleados en la añeja cinta ‘The Full Monty’.
Los actores Paul Barber, Robert Carlyle, Mark Addy, Hugo Speer y Steve Huison. Captura de Sky movies
Desde hace un par de semanas apareció en algún canal de cable esta película de 1997. La pesqué nuevamente en estos días de anuncios de medidas económicas y me dije que las buenas historias jamás pierden vigencia.
La película empieza con imágenes de la próspera Sheffield, Inglaterra, que alguna vez fue la ‘Ciudad del acero’. La población vivía de las alegrías que les dejaba la industria acerera; el dinero que entraba al Estado era correspondido con felicidad. Entonces, ¿qué pasa cuando ya no hay dinero? En la película inglesa hay una respuesta: cuando las cosas se ponen mal los individuos tienen que buscar su bienestar (sus alegrías) por su propia mano o como es el caso de ‘The Full Monty’ con su propio cuerpo.
La producción está –entonces- dividida en esos dos momentos: uno con propaganda oficial de felicidad y uno de la triste realidad del obrero solitario, despedido de las otrora opulentes fábricas acereras. En una primera lectura podría decirse que el dinero es la semilla de la felicidad y que solo ahí aparece el Estado, pero eso sería un lugar común o una reflexión fácil.
En una segunda mirada, la cinta propone -desde el humor inglés- la recuperación de la dignidad del ser humano, del padre de familia, del obrero… Desnuda, en realidad, cómo la sociedad (cuando hay dinero) se acostumbra a un ritmo de vida de consumo y cómo la creatividad ayuda a enfrentar la realidad. La opulencia oficial ayuda a construir un discurso de éxito colectivo, en el cual todos pueden embarcarse, pero la crisis –en la película– es una pelea individual.
Los seis desempleados, que se autocalifican como feos y gordos, recuperan su dignidad, su autoestima, sus ideales desnundándose frente a decenas de mujeres. Y sí son más respetados por esa valentía y no porque sean proveedores de dinero. Todo con humor inglés sin vergüenza de ser flaco, gordo, feo, canoso, gay, tímido y desnudarse con esta música (debes logearte a Spotify para escuchar las canciones).