Este grupo de gobernantes, entre 1916 y 1948, posó para la revista guayaquileña América Libre, en 1949. Foto cortesía: Archivo Histórico del Guayas
De baja estatura, delgado y rostro barnizado por los candentes soles manabitas. Encajar esos rasgos en el retrato del Viejo Luchador parecería incoherente, más cuando existe una referencia generalizada de su apariencia: altivo, de bastón de mando en mano y banda presidencial asomando detrás de su chaqueta oscura.
Pero existen imágenes que narran otra historia del general Eloy Alfaro Delgado, quien gobernó entre los periodos 1895 a 1901 y 1906 a 1911. Un negativo en placa de vidrio, deteriorado por el tiempo despiadado, conserva un instante de su vida, sereno, tomando las riendas de un caballo en los patios de la Casa Presidencial.
El Fondo Fotográfico del Archivo Histórico del Guayas permite ver más allá del poder. Este repositorio conserva más de 10 000 imágenes, entre negativos en placas únicas y fotografías originales en acetato, estereotipo y papel. Datan de 1895 a 1940, y se conservaron de los incendios en Guayaquil.
Una parte muestra las diversas facetas de los mandatarios en blanco y negro, un tanto alejadas a las poses formales, como detalla Alfredo García, director del Archivo Histórico.
“Seleccionamos algunas fotos importantes de presidentes que son desconocidas. El objetivo es difundir nuestro Fondo Fotográfico histórico, aprovechando el momento político que vive el país”.
En febrero, la institución divulgó la iniciativa Esta es otra historia, que agrupó cerca de 30 peculiares imágenes con memorias únicas de la política nacional. No todas se desplegaron en sus redes sociales.
Captar a expresidentes juntos podría ser un desafío en estos tiempos. En marzo de 1949, la revista América Libre, de Carlos Manuel Noboa, logró reunir frente a una cámara a Carlos Julio Arosemena Tola, Juan de Dios Martínez Mera, Alfredo Baquerizo Moreno y Carlos Alberto Arroyo del Río.
Sobre el papel original destaca una dedicatoria plasmada en tinta blanca: “Nuestro franco aplauso para cada una de las magníficas ediciones de América Libre, honra de América; la del amor y el ensueño de una fecunda y noble realidad humana”. Debajo se dibujan las rúbricas de cada mandatario.
“Cada imagen tienen una ficha -especifica García-, a más de la imagen describimos el momento en que los presidentes realizaron algún acto de civismo o trascendental que le dé relevancia a esa fotografía histórica”.
Una de ellas muestra a Alfredo Baquerizo Moreno, mandatario de 1916 a 1920, junto a una multitud durante un banquete ofrecido por el Batallón Quito Nº 2, en julio de 1916. Una leyenda escrita a puño sobre la fotografía revela el momento. En otra aparece junto a sus edecanes, en uno de los salones del Palacio de Gobierno.
Otras miradas son más cotidianas, como aquella en la que el presidente Carlos Julio Arosemena Monroy (1961-1963) permanece quieto detrás de un escritorio, en una oficina de estanterías repletas de libros y retratos de Simón Bolívar empapelando las paredes.
O la del cinco veces presidente José María Velasco Ibarra y su esposa Corina Parral Durán. La poeta y el estadista se conocieron en 1934 y protagonizaron una historia de amor que duró 45 años, convertida en una leyenda.
Preservar este otro lado de la política -y de la historia nacional bajo distintas temáticas- ha demandado crear un microclima específico en las instalaciones en Guayaquil, a casi 14 grados centígrados, bajo una luz tenue, con sistemas especiales que cortan el oxígeno al detectar la mínima chispa.
Hay negativos que superan los 130 años de antigüedad. Y la manipulación de las placas de vidrio es casi quirúrgica, solo posar un dedo sobre ellas puede reducir un fragmento de la imagen a miles de partículas.
La digitalización del fondo le tomó al director del Archivo Histórico del Guayas unos 10 años. Ahora están disponibles a un clic, en su portal web.
Alfaro fue general de mar y de tierra. Una imagen del repositorio lo demuestra, al captar su recorrido a bordo del buque torpedero Simón Bolívar. La sombra de un grumete escurridizo ocupa el primer plano. En el fondo, el Mandatario posa junto a una parte de la tripulación, con su bastón y un empinado sombrero de copa.
El expresidente tiene un segmento abundante en este fondo. Hay retratos que proyectan su fuerza y también su lucidez. “Nada soy, nada valgo, nada pretendo, nada quiero para mí -está escrito junto a una fotografía-, todo para vosotros, que sois el pueblo que se ha hecho digno de ser libres”.